El Blog de Jesús Devesa
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Votarem¡¡¡¡

Oct01
2017
Escrito por jdmblog

A lo largo de los últimos meses hemos venido asistiendo a una parodia absurda de democracia y represión. “El Estado español nos roba”…, “tenemos derecho a la independencia”…, “somos una nación a la que un estado antidemocrático y fascista nos impide ejercer sus derechos…”. Y hoy, 1 de octubre de 2017 hemos estado viendo en TV situaciones sin sentido a las que nos han llevado unos políticos cargados de dinero en paraísos fiscales, dinero por cierto de todos los españoles, al menos esos es lo que dicen jueces, magistrados, y tribunales, sin excepción. Pujol-Ferrusola, etc, etc, etc. Tertulias de T en las que solo hay discusiones absurdas, injustificadas, que quizás solo valen para alimentar la parodia, en las que quienes hablan igual solo lo hacen para justificar un sueldo por estar allí.
Y ante todo ésto me vienen a la memoria muchos acontecimientos vividos en mis ya largos 71 años.
Aunque quizás no viene al caso, en España solo hay dos territorios con entidad propia, de siglos, que probablemente serían los únicos en tener derecho a reclamar una independencia que, en un mundo como el actual, globalizado, carecería de sentido: Navarra, quizás con el añadido del País Vasco, y Galicia. ¿El resto?, carecen de los requisitos para establecer una identidad nacional independiente, que, por otra parte, no tendría sentido.
Pero bueno, no soy historiador y tan solo pretendo ahora, aquí, dejar reflejo de situaciones que sí he vivido y que demuestran lo absurdo de la situación que este país está viviendo.
Mi primer recuerdo se remonta a cuando tenía unos 7-8 años. Y es un recuerdo triste, muy triste, porque en mi memoria veo mañanas de los domingos en la Estación Marítima de Vigo, con grandes barcos cargados de emigrantes, gallegos por supuesto, que se dirigían a Cuba, Argentina, Uruguay, Brasil…, padres que dejaban atrás una familia a la que, emigrando trataban de sacar de la miseria, llevando tan solo una vieja maleta de cartón con el mínimo de pertenencias con las que hacer frente a un largo viaje lleno de incertidumbres; entre ellas la de saber si algún día volverían a ver a la familia. Madres, esposas e hijos llorado en las despedidas. Una constante que se repetía domingo tras domingo.
Antes les habían precedido otros muchos, desde muchos años atrás, pero yo aún no había nacido para verlo, aunque sí lo supe después, porque alguna parte de mi propia familia se había visto afectada por ese cruel destino que es la emigración.
Pocos años más tarde, tendría 12-14, recuerdo como todos los principios de mes, mi abuelo llegaba a nuestro domicilio absolutamente indignado; un mes sí y al siguiente también. Era una constante. ¿Por qué?. Pues en aquella época, mi abuelo era Administrador Jefe de Correos de la provincia de Pontevedra. En aquella época no existían transferencias bancarias, al menos desde el extranjero, y mucho menos electrónicas como hoy hay. Por ello, la única posibilidad que los cientos de miles de emigrantes gallegos, trabajando en todo el mundo, tenían para enviar sus ahorros con los que poder vivir sus familias que aquí habían quedado era el Giro Postal. Miles, o cientos de miles de giros que llegaban a Correos con dinero para que los que en Galicia malvivían en las aldeas, pudiesen salir adelante. Pero…, mi abuelo como Administrador Jefe tenía un aorden que venía de Madrid y es que todos esos Giros postales, dinero al fin y al cabo, fuesen depositados en un Banco catalán. Con ello no quiero decir que el o los Bancos en los que esos giros eran depositados se quedasen con el dinero enviado desde el exterior, ese evidentemente pertenecía al destinatario, su legítimo dueño, pero sí permitía que el Banco jugase con ese dinero y sus intereses en pro de Cataluña, mientras que Galicia se consumía en la pobreza. No me invento nada, no solo recuerdo vívidamente la indignación de mi abuelo (un mes sí y otro también), pero es que además conservo entre los mútiples papeles y escritos que un día rescaté de aquella época, una de esas órdenes conminatorias. ¿El objetivo? alimentar a Cataluña desde el centro del estado. Y supongo, aunque no tengo pruebas, que lo propio ocurriría con el dinero enviado por emigrantes andaluces, extremeños, etc.
Lo curioso es que parte de la familia de mi abuelo materno, era de origen catalán, su segundo apellido Buhigas, así lo indica. Entre ellos el famoso arquitecto Carlos Buhigas, diseñador y constructor, entre otras, de la famosa Fuente Mágica de Montjuich.
¿El Estado nos roba o el Estado nos dió y nos da?…, palabrerías de un fanatismo con intereses que se me antojan más bien oscuros.
Y así Cataluña fue creciendo, y el resto decreciendo. Y empezó la inmersión linguistica, con deformación de la historia y la introducción del concepto de que Cataluña no tenía nada que ver con España. Y tuve ocasión de presenciar el inmenso daño que esa inmersión linguistica, sin sentido, produjo en muchas generaciones. A mediados de los años 90, fuí designado por sorteo, para formar parte de un Tribunal que debía juzgar a una serie de aspirantes a una plaza de Profesor Titular o Catedrático (no lo recuerdo exactamente) en la Universidad Autónoma de Barcelona. El Tribunal estaba integrado por tres catedráticos de aquella Universidad, otro que no recuerdo de donde procedía y yo mismo.
El día anterior al comienzo de la Oposición, el Presidente del Tribunal, Catedrático de la Autónoma de Barcelona, y otro de los miembros de aquél, me invitaron a cenar. Una cena muy cordial, espléndida y llena de agasajos. En ella me hicieron ver que entre los 8 aspirantes a la plaza en cuestión, había una favorita (es decir, la plaza estaba ya resuelta de antemano) perteneciente a esa Universidad. Por prudencia me callé y tan solo comenté: ” a ver cómo hace los ejercicios”.
Al día siguiente, por la mañana, comenzaron éstos: primero actuaron, defendiendo su currículum y méritos, tres o cuatro aspirantes, más bien flojos, y cuando le tocó actuar a la “ya designada” mi sorpresa fue que comenzó su exposición en catalán y continuó exponiendo sus posibles méritos en esta lengua. Finalizada su intervención comenzó el turno de interpelaciones por parte de los miembros del Tribunal. Todos ellos expresándose en catalán y deshaciéndose en elogios hacia lo brillante que había sido su exposición (“era la designada, estaba claro”). Cuando me tocó el turno de preguntas, tan solo dije: “Estoy aquí designado por la Universidad española, para juzgar una plaza de una Universidad española, algo que usted parece no haber entendido, al igual que tampoco yo entendí absolutamente nada de su exposición. Por tanto, públicamente muestro mi veto a que usted continúe con los siguientes ejercicios”. De más está el decir la que se organizó. La normativa era que las votaciones se realizasen al finalizar todos los opositores el primer ejercicio, algo que yo me había saltado al expresar ya directamente y en público mi veto. El Tribunal se reunió, ya con acritud hacia mí, pero me mantuve firme en mi postura, absolutamente legal por otra parte, y al final la Oposición quedó desierta, como desiertos quedaron los agasajos que por cortesía se suelen tener con los miembros de un Tribunal al finalizar las sesiones. Supongo que nunca me lo perdonaron, pero quedé realmente satisfecho. Es más, uno de los miembros me dijo que para ir al aeropuerto y coger el uelo de vuelta llamase a un taxi…, añadiendo con sorna, al fin y al cabo todos los taxistas de Barcelona son gallegos. Claro, pensé, los que tuvieron que salir de su tierra para ganarse la vida porque el dinero que sus antecesores les habían enviado venía todo para Cataluña. “El Estado nos roba….”. No tengo absolutamente nada contra los catalanes, es más, como dije, corre sangre catalana por mis venas, al igual que vasca y, sobre todo, gallega (rama paterna). Mi abuelo materno se apedillaba Múgica Buhigas. También entre los ancestros de mi esposa hay mucho catalán. Con ello quiero insistir en que no tengo nada contra los catalanes, en general, pero sí contra la pandilla de malversadores, ignorantes y matones de pueblo que han montado toda esta estupidez que tanto nos cuesta y va a costar. ¿Quieren ser indepedientes?, pues por mí que lo sean, pero que previamente nos devuelvan todo lo que nos han robado (no retiro ni una letra).

Jesús Devesa

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Primera graduación….

Jun11
2016
Escrito por jdmblog

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Ayer, 10 de Junio de 2016, tuvo lugar la “Primera Graduación” (en realidad el cierre de un ciclo y el paso a otra etapa educativa) de mi pequeña nieta Abril. A sus dos años y medio, había finalizado la formación de 0 a 3 años para, tras las vacaciones, comenzar una segunda etapa en su vida educativa. Viéndola allí, tan seria, en el centro del escenario del acto organizado por las Escuelas Infantiles de Teo, trataba de imaginarme qué pasaría por esa pequeña cabeza, cubierta con un gorro “académico”, al recibir el diploma acreditativo. Y tratando de imaginar empecé a recordar lo que había sido mi vida de estudiante, desde niño, como ella, hasta hoy, ya jubilado pero estudiando todos los días.

También yo había pasado por un acto similar, aunque con un par de años más que ella. Mi primera formación tuvo lugar en un colegio francés, en Vigo, Sainte Jeanne d’Arc (Santa Juana de Arco). Allí las profesoras, francesas, nos habían enseñado nuestras primeras letras en francés, y allí nos habían introducido en la política, cuando una mañana de un día cuya fecha no recuerdo, nos comunicaron con júbilo el fallecimiento de Stalin: el dictador comunista ruso, había muerto. No sabia qué significaba, pero sí recuerdo que ellas nos hablaban de la liberación de un pueblo oprimido, el ruso, sin comentarnos que también aquí otros vivían bajo la opresión. Eran los años 50, poco tiempo tras el fin de la II Guerra Mundial; años en los que España vivía aislada o rechazada por el resto del mundo, aunque nosotros, niños, no lo sabíamos.

En fin, también yo tuve mi primera graduación, y sí la recuerdo; lógico porque era un par de años mayor de lo que ayer era Abril. Debía de ser buen alumno, porque las francesas me habían escogido como “Le petit prince de l’école” (el pequeño príncipe del colegio, había otro título para los mayores: Le prince….). Todo el mundo sabe que los franceses, más en aquella época, son muy dados a las fastuosidades…., pero conservo el diploma que así lo acreditaba (mis padres lo conservaron para mí).

Comenzó entonces otra etapa, la del Instituto. Por mi edad no podía entrar en lo que entonces se llamaba preparatoria, antes de que comenzase el Bachillerato, pero sí me admitieron en una enseñanza previa de la que solo recuerdo que era conocida como “chapa”. Era el Instituto Santa Irene de Vigo, un centro del que solamente tengo buenos recuerdos, tanto de formación escolar como social. Finalizó “chapa” y entré en preparatoria, con dos profesores duros en cuanto a exigencias, pero cordiales por la ayuda que nos prestaban: la señorita Carsi y Nolete (ex-jugador del Celta famoso por su tamaño y sus goles de cabeza). Nos enseñaron mucho y bien, muy bien, y finalizado ese curso me escogieron entre los mejores alumnos de Vigo. También ahí recibí un diploma acreditándolo, que también conservo, en un acto multitudinario que se celebró en el antiguo cine Tamberlick. Finalizada la entrega de diplomas a los que entre todos los colegios de Vigo habíamos sido escogidos como los mejores en cada grupo de edad, se proyectó El Libro de la Selva, en su versión original de Walt Disney. Recuerdo las aventuras de Mowgli, con Bagheera, la pantera amiga, y el loco oso Baloo, y el terror que sentía cada vez que Sere Kahn, el tigre, acechaba a Mowgli. Ahí descubrí a Rudyard Kipling, y aprendí a disfrutar con la lectura.

Pasó después el Bachillerato, en el que obtuve un total de 39 Matrículas de Honor, y un Notable (en Formación Política); en él pasé las dos reválidas, tan criticadas actualmente y tan necesarias en mi opinión y experiencia, y en ambas (4º y 6º de Bachillerato) obtuve Matrícula de Honor. Había finalizado el Bachillerato y tenía que pasar el Preuniversitario y tras éste el correspondiente examen d acceso a la Universidad (equivalente a la actual Selectividad). Como quería estudiar Ingeniería Agronómica, algo que en aquel entonces, solo había en Madrid, forzosamente tenía que hacer el Preuniversitario en Madrid. No me seducía nada, pero entré interno en el Instituto Ramiro de Maeztu, en teoría algo derivado de lo que había sido la Institución de Libre Enseñanza que tantos insignes catedráticos, pintores, escritores, filósofos, etc,  había dado a España.  Pero el Ramiro que yo viví en aquel año 1962, nada tenía que ver con lo que, en teoría, había sido su origen. Quizás en las aulas había mentes abiertas y buenos profesores, pero el internado adyacente al Instituto en el que vivíamos, era una auténtica dictadura dominada por una secta religiosa de cuyo nombre no quiero acordarme. Intentaron captarme, llevándome  con otros compañeros a una reunión en un piso de Madrid con un cura joven, pero tenía muy presente lo que recién llegado a la capital, me había dicho mi tío Francisco Múgica, coronel del Ejército y brillante matemático: “Nunca te afilies a ningún partido político, sea cual sea su color, ni religioso. Solo así podrás ser libre.” Así lo hice y así lo mantuve a lo largo de toda  mi vida, ni política, ni religión. Respeto a todos pero dependencia de ninguno.

El caso es que esa negativa a introducirme en esa secta, llevó a que en el internado del Ramiro me hiciesen la vida imposible; no los compañeros, pero sí su Director el, para mí, innombrable Pedro Delmas. Probablemente en sus rígidos esquemas mentales modelados por la Obra, no entraba el que yo no rezase con todos antes de cada comida, o el que no accediese a ir a Ejercicios Espirituales, o el que no acudiese diariamente a la misa de 8 de la tarde, y en cambio me levantase a las seis de la mañana para hacer una dura hora de gimnasia con otros compañeros, en el gimnasio del Instituto, bajo la dirección de uno de los tutores del Internado, llamado Angel Reparaz (éste sí se llevaba muy bien conmigo), y así a cada mínima “distracción” de las normas me caía un castigo consistente en impedirme salir el  fin de semana. Un infierno y una tortura psicológica de la que no se cómo logré salir indemne. Todo tan distinto del Santa Irene, en éste aprendíamos y convivíamos todas las clases sociales, en aquélla época tan marcadas. Afortunadamente hice amigos entre mis compañeros, y de hecho hace algo más de dos años recibí una llamada de alguien a quien no recordaba invitándome a ir a Madrid a conmemorar los 50 años (o más) del fin del Preuniversitario en el Ramiro. No fuí, y no lo lamento, porque mi recuerdo de aquel año es infernal. Tanto era el odio, no puedo entenderlo de otra forma, que el señor Delmas, director del internado, tenía por mí, que un mes antes de que tuviésemos que pasar las pruebas de acceso a la Universidad en Madrid, me llamó a su despacho para decirme que él y el Director del Instituto, Antonio Magariños (cuyo nombre lleva el Pabellón de baloncesto del Estudiantes) habían decidido expulsarme del Internado y que ese mismo día tenía que recoger mis cosas, dejar la habitación y no volver por allí. ¿Cuál había sido mi último pecado?. Pues sencillamente que el día anterior, había subido a mi habitación, tras la comida, para coger un libro antes de ir al estudio obligatorio de 4 a 7.30, y agotado por haber estado estudiando hasta tarde la noche anterior, me había tumbado en mi cama y me había dormido 10 o 15  minutos, algo estrictamente prohibido. Así dejé el Ramiro, pese a que un par de meses antes había obtenido el Premio Extraordinario de Bachillerato, y mis notas eran muy buenas en todas las asignaturas; pese a que había jugado al fútbol con los colores del Instituto, pese a que era amigo de muy brillantes estudiantes, entre ellos Enrique Aguilar Benítez de Lugo, quien pocos años más tarde llegaría a ser Catedrático de Fisiología…., pero era igual. Yo era un rebelde, según ellos, y ni mi futuro ni mi vida tendrían sentido alguno. Así se lo hizo saber el propio Pedro Delmas en una carta dirigida a mi padre,tu bisabuelo, dándole cuenta de mi expulsión. Lo grande es que esa carta llegó poco antes de que me llegasen, ya en Vigo, las notas de las Pruebas de Acceso a la Universidad: 9.5, lo que me daba la posibilidad de entrar en la Facultad o Escuela de Ingenieros que yo quisiese. Pero antes de esas pruebas me tuve que pasar un mes solo, aislado en una habitación interior de un hotel, en la calle Ramón de la Cruz de Madrid,  que más parecía una pensión barata de la época, estudiando horas y horas, sin la ayuda tutorial de la que disponían mis ex-compañeros del Ramiro.

Empecé Agrónomos, y con ello una carrera de desastres. No se si en ello influyó mi año en el Ramiro de Maeztu, pero nada me gustaba y por nada tenía interés. Fútbol y más fútbol, eso sí. Cantidad de tardes me las pasaba sin asistir a clases, jugando al fútbol, incluso solo.

Y así dejé la Escuela de Agrónomos, y así temieron mis padres que el pronóstico de Pedro Delmas fuese real. Cuando se acercaba un nuevo curso y le dije a mi padre que quería estudiar Medicina, él, que era de carácter muy tranquilo, se enfadó extraordinariamente conmigo. Tenía razón, él era cirujano, de prestigio, y nunca había visto en mí aptitudes ni interés alguno en la Medicina, lo que no ocurría con el segundo de mis hermanos, Manuel, desde hace años también cirujano de prestigio, quien desde los 14 años acudía con frecuencia al Hospital con nuestro padre, a verle operar o a ver enfermos.

Empecé Medicina, en Santiago, porque siempre me había gustado, desde niño, el tratar de descubrir el por qué de la vida. Así había visto, al microscopio, en el laboratorio de Ciencias del Instituto Santa Irene, donde pasaba muchas tardes del verano, cómo se producía la carrera frenética de los espermatozoides de erizos que por la mañana había cogido en las playas de Vigo, para fecundar al óvulo. Así había analizado, con Paco Novoa, hoy catedrático en la Facultad de Ciencias de Santiago, como las orugas que cogíamos en el monte, hacían un capullo en el que se transformaban en preciosas mariposas. Así había visualizado el proceso de transformación, abriendo los capullos a distintos intervalos de tiempo, intentando entender qué era lo que ocurría para que esa transformación tuviese lugar. Eso era la vida, un proceso bioquímico que comencé a entender cuando Watson y Cricks identificaron el ADN. Y por eso había decidido dejar Agrónomos, decepcionado porque no era lo que yo buscaba (aunque quizás era demasiado pronto en la carrera) y empezar Medicina para aprender Bioquímica.

Acabó el primer curso de Medicina, con un profesor singular, un genio como docente y como persona: el profesor Ramón Domínguez, quien curiosamente, se había formado en la Institución de Libre Enseñanza, y a los 28 años había conseguido ser el catedrático más joven de España. Fue él quien nos enseñó Bioquímica en primero de Medicina, y fue él quien me otorgó un Sobresaliente en esa asignatura. El resto no me interesaba, grave error, y así suspendí Anatomía, y con ese suspenso llegó a casa  la convicción  de que yo no valía para ser médico. ¿Cómo alguien puede pretender ser médico sin saber Anatomía?. Mi padre, como cirujano, tenía razón. En septiembre aprobé la Anatomía, por los pelos, y comenzó un nuevo curso en el que de nuevo teníamos como profesor a D. Ramón Domínguez, esta vez impartiendo Fisiología. Y fue ahí, en ese curso, cuando me convencí, frente a las convicciones de otros, de que no me había equivocado. Me apasioné por la Fisiología porque, con la Bioquímica, explica la vida…. En junio, solo 6 de los 650 alumnos que éramos, aprobamos la Fisiología: El Profesor Domínguez era un extraordinario docente, pero muy duro y seco para quien no le conociese como yo le conocí más tarde.

Antes de empezar tercero, entré como alumno interno en el Departamento de Fisiología. Aprendí a trabajar con animales de laboratorio y comencé a dar clases prácticas de Fisiología y Bioquímica a los alumnos de 1º y 2º de carrera. Y así pasaba los días, metido en el laboratorio, jugando al fútbol al salir, pero sin ir a clase de asignaturas que no me interesaban. Sacaba los cursos por los pelos, estudiando al final horas y horas sin parar (en aquella época se podían conseguir anfetaminas en las farmacias, en determinadas que todos conocíamos). No volví a suspender y me licencié con una nota media de Notable, muy superior a lo que en realidad merecía si se considerase lo que había sido mi asistencia a las aulas. Pero es que entre que determinadas asignaturas no me interesaban, entre las prácticas y el trabajo en el laboratorio, y que, además, a partir de 4º había comenzado a dar clases particulares de Fisiología y Bioquímica a alumnos de 1º y 2º (llegué a tener 150 alumnos a los que daba clase en un piso alquilado solamente para ello, en 5 grupos de 30 cada uno), no me llegaba el tiempo a nada. Pero enseñando aprendía y ayudaba, mis alumnos aprobaban la Bioquímica y Fisiología en un 90% de los que se presentaban. Pero además ganaba dinero, muchísimo dinero para aquella época, lo que me permitió independizarme muy joven, y ayudar a otros sin recursos. Por ejemplo, en el piso alquilado para las clases, había permitido que viviesen, sin pagar nada, un libanés y un jordano, ambos sin recursos. Mensualmente le pagaba un sueldo a dos estudiantes, de entre los que venían a clases, con muy pocos medios económicos (uno de ellos era hijo de un guardabosques…., acabó la carrera y llegó a Jefe de Servicio en un Hospital), simplemente por encargarse de cobrar a fin de mes a quienes podían pagar (no todos podían hacerlo).

En fin, no me llegaba el tiempo para nada, pero acabé la carrera en tiempo y forma en julio de 1970. Esa fue mi graduación Abril, la final, o eso creía en aquel momento.

Dos meses después de acabar la carrera, en el mes de septiembre de 1970, el Profesor Domínguez me dijo que me iba a nombrar Profesor Ayudante, y que me encargaría de explicar Bioquímica a un grupo de alumnos de primer curso. Tenía 24 años cuando entré en aquella aula repleta (había 600 estudiantes del total de 1200 que habían empezado Medicina) y me ví frente a a aquella multitud de los que la mayoría eran mayores que yo (había muchos extranjeros, sirios, jordanos, palestinos, puertorriqueños, cuantos, noruegos, norteamericanos). Supongo que muchos, o todos,  se rieron de aquel crío que entonces era, pero pronto me los gané o eso creo porque todavía hoy sigo recibiendo mensajes cariñosos de aquella generación. Comencé a cobrar un sueldo oficial, 10.000 pesetas al mes (unos 60 euros), cuando con las clases particulares en los años anteriores ganaba casi 1000 euros mensuales. Pero era feliz, hacia lo que siempre había querido, enseñar y aprender, y trabajar en el laboratorio. Comencé a asistir a las Juntas de Facultad, y a vivir en directo las discusiones entre los viejos maestros que poco tiempo atrás habían sido mis profesores (aunque no fuera a clase…) y a comenzar el trabajo de Tesis en el Laboratorio.

El Laboratorio de Fisiología se había polarizado hacia la Neurofisiorlogía, algo que si bien me permitió aprender mucho de ese campo entonces tan novedoso, no satisfacía mis aspiraciones. Para mi, entonces, y ahora aún más, la vida era bioquímica; en la evolución las señales químicas habían precedido a las eléctricas por las que discurre el sistema nervioso. Leída mi Tesis, en Neurofisiorlogía, el profesor Domínguez me propuso que me fuese un tiempo a completar mi formación a Estados Unidos. Y así lo hice. Acudí al laboratorio de un ilustre neurofisiólogo español exiliado durante la guerra, el Dr. Del Castillo, pero la neurofisiología seguía sin convencerme. Estando allí recibí una oferta de trabajo como médico en Pittsburg. Acudí, por curiosidad y sin convencimiento, y ví en qué consistía la oferta. Comenzaría como ayudante de un médico por las mañanas en el Hospital de Pittsburg y por las tardes en su consulta privada. Me aseguró que podía ganar mucho dinero, lo  que no dudé cuando ví que en su consulta se dedicaba a inyectar “algo” a pacientes, mujeres en su mayoría, que tenían Herpes Zoster, a razón de 15 dólares la inyección (el cambio dólar/peseta era en aquella época: 1: 110). A los pocos días le pregunté qué es lo que inyectaba que las pacientes marchaban tan satisfechas, y me respondió que agua destilada, pues contra el Herpes no había nada. Esa misma tarde le dije que me iba y al día siguiente volví a España.

Ya aquí, le dije al profesor Domínguez que mi interés era la Bioquímica, y más particularmente las hormonas, un mundo nuevo. El me sugirió  entonces volver a Estados Unidos, con el Profesor Grisolía, en la Universidad de Kansas. Sinceramente, aunque el Profesor Grisolía era una persona de fama mundial, un posible Premio Nobel, al menos había sido candidato, quedamos en pensarlo, pues tras mi experiencia en USA no me seducía la idea de volver allí y encontrarme con otro fiasco. Pocos días después, ya tomada la decisión de ir con Grisolía, con quien el Profesor Domínguez ya había hablado, apareció por el Laboratorio el Profesor Osorio, Catedrático de Fisiología y Bioquímica en Granada, antiguo discípulo del Profesor Domínguez, y el único experto en hormonas en España, tras haberse formado en Inglaterra. Don Ramón le comentó a Osorio mis intereses, y Osorio le dijo que podía ir por allí de septiembre a diciembre, para que yo probase y él me probase a mí. Y efectivamente, en esas fechas, estuve aprendiendo en Granada. Todo era nuevo, la forma de detectar las hormonas en sangre, la forma de purificarlas, la forma de comenzar a conocer qué hacían…., un mundo fascinante.

A mi vuelta a Santiago, en diciembre de ese año, el Profesor Domínguez me invitó a cenar a su casa. Finalizada la cena me dijo: Osorio quiere que te vayas con él, pero yo quiero que te quedes aquí. Tú decide; hay una posibilidad y es que acabes este curso allí y te vuelvas y montes a que un laboratorio de Endocrinología. La idea me pareció de perlas, con lo que me volví a Granada. En Granada, Osorio me nombró Profesor Agregado, un peldaño por debajo de Catedrático, y reanudadas las clases en Enero, me encargó de explicar Fisiología General (un intermedio entre la Bioquímica y la Fisiología) a los alumnos de primero, algo que con gusto hice, pero que no gustó mucho a la gente que llevaba en ese Departamento varios años y no veían que un joven recién llegado para aprender, ocupase un puesto superior al que ellos tenían e impartiese las clases que a ellos les correspondían.

Fue un año fantástico en todos los sentidos. Aprendí a moverme entre las hormonas, descubriendo ese mundo nuevo del que tan poco se conocía, hice gran número de amigos, entre ellos un profesor de Estadística, Emilio Sánchez Catalejo, con quien todos los días a la una me iba a jugar al tennis a su finca de Alborote, y disfruté de los encantos de Granada. En septiembre le dije a Osorio que Don Ramón quería que volviese. No le gustó, creo que porque pensaba en mí como su sucesor, así me lo dijo Don Ramón después, comentándome que habían tenido una “agarrada” telefónica. Pero volví y me quedé, a empezar desde cero.

Era el año 1974, y en el Laboratorio de Fisiología todo se había volcado hacia la Neurofisiorlogía, muy pujante entonces en el país. Había que comprar absolutamente todo para que se pudiese montar un Laboratorio de Endocrinología, y formar gente que trabajase en él, conmigo. Pero salimos adelante. Don Ramón fue consiguiendo dinero y primero llegó un contador gamma, LKB-Wallac, y, tras horas y más horas intentando entender el software (Basic) con el que funcionaba el aparato, ya pudimos empezar a medir hormonas proteicas y tiroideas en sangre. Simultáneamente comencé a dar clase de Fisiología Endocrina, tres meses al año, con lo que poco a poco conseguí que los alumnos comenzasen a conocer e interesarse por ese mundo entonces desconocido. Desde el Hospital comenzaron a mandar muestras de sangre para analizar hormonas. Un trabajo ímprobo porque los cálculos de las concentraciones había que hacerlos a mano. Fueron muchos los sábados y domingos que Fernando Domínguez, el primero que se sumó, y yo, pasamos hasta la 1 -2 de la madrugada haciendo cálculos para tener los resultados. Pero paulatinamente, más alumnos se fueron interesando; así vinieron Carmen Fernández, Antonio Mato, David Freire, Cristina Fernández…y muchos más, hasta llegar a ser casi treinta, de los que hoy la mayoría son Jefes de Servicio o Catedráticos o profesores de Investigación del CSIC. Ahí conocí también a tu abuela Ana, alumna que se incorporó al grupo. Trabajaban con gusto y como recompensa para todos, los viernes por la noche les invitaba a cenar, eso sí después de reunirnos en mi casa a las 9 para ver todos juntos el programa “El hombre y la Tierra” del inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente, a quien tuve el placer de conocer personalmente. Veíamos el programa y nos íbamos a cenar y luego a bailar. Era la única forma que tenía de recompensarles por su trabajo, aunque luego les rindió por el nivel al que llegaron en su vida profesional.

Y el Laboratorio de Endocrinología acabó tomando forma, era el primero en Galicia, y el tercero en España. Y había sido yo quien lo había creado, quien había formado a la gente, y quien había dado un nuevo servicio al Hospital, por más que hoy haya algunos que se han olvidado de todo aquello.

Igualmente fui yo, quien tras una charla con el Profesor Tojo, Agregado de Pediatría, movilizó a más de treinta alumnos ayudantes para pasarnos una serie de mañanas en escuelas rurales, tomando muestras de sangre y centrifugándolas allí mismo, para separar el plasma en el que luego, en el Laboratorio, analizábamos los niveles de hormonas tiroides. Ello permitió el que ante la elevada prevalencia del hipotiroidismo y bocio en la Galicia del interior, se pusiese en marcha un plan de prevención a expensas del suministro de sal yodada.

Igualmente fui yo quien puso en marcha por vez primera en Galicia, y segunda en España, el screening neonatal del hipotiroidismo en los recién nacidos de toda Galicia. Detectado éste, a partir de una muestra de sangre obtenida tras un pequeño pinchazo en el talón e impregnación de una tira reactiva que luego analizábamos en el Laboratorio, era ya fácil tratar precozmente al niño y evitar el retraso mental que inevitablemente se iba a producir si el hipotiroidismo no se hubiese detectado y tratado.

Todo eso, creación del Laboratorio de Endocrinología, formación de médicos desde alumnos, establecimiento de screenings para detección del hipotiroidismo, más la explosión espectacular que a continuación sucedió en cuanto a formación de nuevos grupos de investigación, publicaciones de élite, el que hayan accedido a la Cátedra 8 personas, 12 o más Jefes de Servicio, Profesores Titulares, etc, tuvo un único origen: mi convencimiento de que la Bioquímica era clave en la Medicina y la vida, así como el hecho de que ésta surgió y evolucionó a partir de señales químicas, apareciendo el sistema nervioso más tarde en la evolución.

Así fue todo desde mi primer graduación Abril, y en ello jugó, como en todo en mi vida, un papel clave tu abuela Ana; sin ella no habría llegado hasta donde llegué. He alcanzado el máximo en la carrera profesional como médico, el máximo en la Excelencia como Docente e Investigador, he formado  a más de 20.000 médicos. Me han concedido 21 Premios de investigación, he publicado más de 140 trabajos y libros, he impartido unas 80 conferencias internacionales, más de 400 comunicaciones a Congresos, soy revisor de 15 revista científicas extranjeras….., pero la gente olvida con facilidad. Quien no olvidó fue Don Ramón Domínguez, maestro y amigo, quien en su discurso de recepción de la Medalla de Oro de la Universidad dijo textualmente: “Lo más acertado que he hecho en mi vida fue el conseguir que Germán Sierra y Jesús Devesa se quedasen aquí. Sierra desarrolló la Neurofisiorlogía, Devesa la Endocrinología”.

Aún tuve una última graduación Abril, ya con 70 años, y fue la de Master Internacional en Terapias Avanzadas (celulares, genéticas, fabricación de fármacos, creación de órganos en laboratorio) como Qualified person (persona cualificada).

Todos dicen que eres igualita a mí, físicamente y en forma de ser. Ojalá que la vida te depare todo lo mucho bueno que me ha dado a mí y te evite el padecer las injusticias, envidias, y odios con los que algunos han tratado, y siguen tratando, de  destruirme. Si eres como yo fui y soy, como dicen, tendrás la fuerza suficiente como para que nada de eso, si te ocurriese, haga mella en tí, como no la hizo en mí.

Lucha siempre por la libertad y la justicia y defiende aquello en lo que crees: Si lo consigues habrás alcanzado el máximo en tu graduación en la vida.

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Publicado en Universidad

El problema está en el manguito…

Abr25
2014
Escrito por jdmblog
El manguito

El problema está en el manguito

Son las doce de la mañana, suena el teléfono; ojeas el número a ver quién llama y ves un número largo, mucho más largo de lo habitual y piensas que es para informarte del resultado de la prueba. Con inquietud, normal, contestas y al otro lado una voz desconocida te dice… “¿Señor XXX?”, “Sí yo soy”, contestas mientras inevitablemente el corazón comienza a acelerarse. “Bueno, ya está localizado el problema”, te dice la otra voz mientras tú piensas en qué tipo de problema está localizado. “Todo se debe al manguito…”, no escuchas ya lo que sigue porque inmediatamente piensas: Cómo están las formas; a mis años le llaman manguito, como si estuviesen riéndose de tí, no es esta la medicina que yo enseñé ni practiqué durante tantos años, no es la forma de dirigirse a tí un colega, suponiendo que lo sea el que te da la información; pero además no me dice nada nuevo, ¿qué es eso de que el problema está en el manguito?. Eso ya lo sabía, para recibir esa información no habría ido a revisión…, y entonces te entra la angustia y piensas que qué tipo de problema se habrá localizado ahora. Seguir leyendo

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Publicado en Personal - Etiquetado Hospital, Medicina

Primer diagnóstico

Abr08
2014
Escrito por jdmblog

Man with magnifying glass looking for coins

“Les felicito, han estado ustedes muy acertados en el diagnóstico; unas horas más tarde y el cuadro habría finalizado con una peritonitis fatal.” “¿Son ustedes estudiantes de Medicina?.” “Solo yo lo soy Profesor, estoy en 4º, ellos estudian Farmacia.” Efectivamente estaba en cuarto curso de la carrera, curso en el que entonces, año 1967, se estudiaba el primer curso de Patología Quirúrgica, precisamente con el Profesor Puente Domínguez, el que se estaba dirigiendo a nosotros, uno de los más brillantes Profesores de la Facultad, y uno de los mejores cirujanos de Galicia. También uno de los que con menor edad había alcanzado la Cátedra, a los 29 años, primero de Anatomía en Salamanca y posteriormente de Cirugía en Santiago. Cuñado de mi jefe en el Laboratorio de Fisiología, el Profesor Ramón Domínguez, igualmente brillante e igualmente precoz en la obtención de su cátedra.

“¿Cómo se les ocurrió que era una apendicitis aguda?.” “Comenzó con un fuerte dolor en el abdomen, vómitos, fiebre…; la Señora Adelina dijo que era una infección intestinal y le preparó un consomé, que no quiso tomar, y entonces le aplicó unas toallas calientes sobre el abdomen. Una hora después, aproximadamente, el dolor era insoportable y el vientre duro como una tabla, por eso pensé en la apendicitis y decidimos traerlo a urgencias en La Rosaleda.” “Lo de las toallas calientes fue un grave error, que usted como alumno de Medicina debiera conocer, lo único que consiguen en este caso es facilitar la proliferación bacteriana; debieran haber hecho justo lo contrario, aplicar hielo sobre la zona.” “Sí, profesor, pero quien manda allí es la Señora Adelina. Por eso decidimos traerlo con urgencia.” “Bueno, todo ha ido bien. En unos días se recuperará.” Seguir leyendo

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Publicado en Personal - Etiquetado Medicina, Profesor Puente Domínguez, Señora Adela, Universidad de Santiago de Compostela

Tiempo ha….

Mar12
2014
Escrito por jdmblog

Cerebro de manosComo todas las mañanas a primera hora hoy 12 de marzo de 2014 consulté las noticias de prensa de los principales medios locales y nacionales. Diariamente esas consultas aportan sobresaltos, noticias desagradables, alguna que otra agradable (rara vez); ya está uno acostumbrado, pero hoy  me dio un vuelco el corazón al ver en la portada de El Correo Gallego la foto de un antiguo profesor y amigo bajo el título: “Hondo pesar por el fallecimiento de Germán Sierra Marcuño…”.  Inmediatamente hice click en la entrada y leí mientras recordaba. Seguir leyendo

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Publicado en Personal, Universidad - Etiquetado Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Germán Sierra, Neurofisiología, Universidad de Santiago de Compostela

Las vueltas de la vida

Jun26
2013
Escrito por jdmblog

Boda PabloCasi once años atrás no hubiera podido imaginarlo. Como ya narré muchas veces el futuro era más que incierto en aquel momento, si es que el futuro existía, pero el futuro llegó y lo hizo de una forma más que especial. Así lo hemos vivido todos los que hace 4 días disfrutamos con la boda de Pablo y Erika. Una boda muy especial que todos vivimos de forma muy especial, puedo asegurarlo. Seguir leyendo

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Fisiología del Embarazo: Crecimiento fetal

May29
2013
Escrito por jdmblog

 El embarazo es una auténtica agresión al organismo materno, por lo que más que de Fisiología tendríamos que hablar de Parasitología

¿Quién y cómo dice esa barbaridad?. Pues lo dice el que firma este artículo y lo vamos a demostrar.

Durante nueve meses la mujer gestante tiene que proporcionar al nuevo ser que se está desarrollando en su interior: 1) Soporte físico; lo que implica modificación en los tejidos maternos de sostén, pero también el que células fetales aparezcan y se detecten (DNA) en la sangre materna hasta 15 años después. Esas células fetales pueden ser oncogénicas. 2) Soporte trófico, es decir aporte de nutrientes al feto lo que implica importantes modificaciones en el metabolismo materno. 3) Soporte psíquico, aunque suene extraño. Por una parte, a través de la madre el feto interrelaciona con el medio (ya veremos cómo), pero además los cambios hormonales y físicos que a lo largo del embarazo se van produciendo en la gestante llevan a que en ésta se produzcan importantes adaptaciones conductuales. Seguir leyendo

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Publicado en Sin categoría - Etiquetado crecimiento fetal, embarazo, Fisiología

Premio de investigación Ramón Ríos

Feb08
2013
Escrito por jdmblog
Estructura química de una molécula de Miostatina

Estructura química de una molécula de Miostatina

Se puede ver en la página web de Foltra un artículo en recuerdo de Ramón Ríos.  En el que se anuncia la creación de un Premio de Investigación Ramón Ríos. Para ver el artículo pincha aquí.

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Publicado en Fundación Foltra - Etiquetado Miostatina, Premio de Investigación, Ramón Ríos

Condenada Melatonina!

Ene11
2013
Escrito por jdmblog

Melatonina

En estas páginas hemos hablado en reiteradas ocasiones de las múltiples bondades de la Melatonina, esa poco conocida hormona que no solo se produce en la glándula pineal si no también en todas las células de todos los seres vivos, animales y vegetales. Siempre nos hemos referido a ella como paradigma de la excelencia desconocida, por sus acciones detoxicantes, antiinflamatorias, neuroprotectoras y neurorregeneradoras, cardioprotectoras, estimulantes del sistema inmune y como tal de las defensas del organismo (incluso antitumorales, existen ya importantes publicaciones al respecto). No hubo, hasta ahora, nada que nos obligase a retractarnos o desmentir todo lo que se había venido afirmando en relación con la Melatonina. Pero como a veces suele ocurrir en ocasiones uno tiene que tragarse sus propias palabras y maldecir al que previamente había bendecido. Y ello suele suceder cuando uno mismo padece los efectos perniciosos de aquello que tanto había defendido.

A estas alturas supongo que quien nos lea y sea Melatonin-adicto se preguntará alarmado qué es lo que ocurre. Vayamos por partes… aunque tengamos que contar nuestra propia historia. Seguir leyendo

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Publicado en Melatonina, Personal - Etiquetado Melatonina

Esclerosis múltiple: una discusión más que interesante

Dic21
2012
Escrito por jdmblog

Esclerosis múltiple, nunca sabes lo que vendrá...

La influencia que el desarrollo de Internet ha tenido y tiene, cada vez más, en la sociedad es incuestionable. En prensa, televisión y radio se lee, ve y escucha con frecuencia el impacto que las redes sociales tienen en pautas de comportamiento, convocatorias, etc. Lo que en cambio no se dice, quizás porque aún es poco conocido, el que Internet está llevando a cabo una importante revolución en la transmisión del conocimiento científico. Cada vez es mayor el número de revistas científicas que están modificando su clásica publicación en papel a la de una difusión abierta, lo que se conoce como Open Access, a través de la red. Seguir leyendo

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Publicado en Esclerosis Múltiple, Fundación Foltra - Etiquetado Esclerosis múltiple, La Jolla, Open Access, Redes sociales científicas, Research Gate, Revista científica
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